Hay un íntima relación entre las características de una vivienda y la salud de quienes la ocupan.
La definición de vivienda es amplia, porque incluye los conceptos del espacio físico donde se habita, del área exterior que la rodea, del hogar como las personas que conviven y el de la comunidad en la que se ubica.
La vivienda hace parte de los determinantes sociales de la salud, considerándose importante al definir en gran medida las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan y envejecen, incluyendo los sistemas de atención que los cobija. Sin embargo estas circunstancias son producto de la distribución del dinero, del poder y de los recursos, situaciones directamente afectadas por las políticas de cada época, que en un país como el nuestro traen las visibles ventajas y desventajas para los grupos poblacionales de las que somos testigos.
Estamos nuevamente en temporada invernal, que estacionalmente determina en Colombia y principalmente en el centro del país uno de los picos de Infección Respiratoria. Estos picos son periodos de tiempo en los que aumentan exageradamente las infecciones respiratorias en toda la población, esto secundario al aumento de las lluvias. Corresponde típicamente a las temporadas entre la mitad de marzo hasta la mitad de junio, y entre octubre y noviembre de cada año, de aparición cíclica repitiendose con similar comportamiento. Son las épocas en las que más se registran enfermedades respiratorias moderadas y severas, especialmente graves en los niños, desbordando los servicios de atención en salud como son las urgencias, la hospitalización, el cuidado crítico y la consulta prioritaria.
Aunque las circunstancias prevalentes de la época, que constituyen estos picos epidemiològicos anuales, están determinadas esencialmente por la agresión infectocontagiosa contra el aparato respiratorio, las condiciones de la vivienda son determinantes para prevenir, frenar, atenuar y favorecer la recuperación, y para no sumar irritantes o situaciones inseguras que produzcan deterioro de estas enfermedades en la población infantil.
En relación con la vivienda y la salud respiratoria de los niños se deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Evite materiales en la casa potencialmente tóxicos o dañinos como el asbesto y procure no almacenar pinturas, solventes o ácidos. Estos productos enferman las vías respiratorias. El uso de ambientadores, incienso, velas aromáticas o pastillas para eliminar insectos, puede irritar los tejidos respiratorios, no los use si se evidencia alguna molestia como secreción nasal constante, estornudos o tos frecuente en los niños.
En la vivienda use agua potable para beber, para limpiar los alimentos y las superficies, y principalmente para el lavado estricto de las manos, porque esta es la principal intervención que evita la transmisión de los gérmenes causantes de las enfermedades respiratorias.
Lávese las manos después de toser o estornudar, de sonarse o limpiarse la nariz, antes y después de cada comida, después de entrar al baño, después de cambiar pañales y cuando estén visiblemente sucias.
En la vivienda mantenga un adecuado uso y limpieza de lavamanos y sanitarios, evitando la acumulación de los microorganismos que enferman.
Las habitaciones deben tener adecuada ventilación, esto significa una circulación apropiada del aire tanto para los niños sanos como para los enfermos. No se deben cerrar las puertas completamente hasta el ajuste en los cuartos, ni se debe ocluir el espacio inferior de ellas con toallas o cobijas para que no entre el aire. Tampoco se deben sellar las uniones de las ventanas con el ánimo de que no penetre el frío, son medidas exageradas que producen incluso aumento de las molestias.
Ventilar cumple la función de renovación constante del aire con su oxígeno. Este recambio nos hace sentir más cómodos, resuelve los malos olores y mantiene la humedad natural del ambiente. Si ventilamos bien todas las habitaciones de la vivienda evitaremos la aparición de moho (hongos) por la condensación e igualmente la proliferación de otros microorganismos, evitando así afecciones respiratorias.
Las persianas y las cortinas deben limpiarse con trapos húmedos para que se adhiera el polvo sin regarse o aspirarse por niveles desde arriba hacia abajo, usando tapabocas y con los niños alejados.
Pueden usarse osonizadores domésticos de aire en los dormitorios, por breves periodos de tiempo dos veces a la semana, sin los niños presentes y sin la adición de ambientadores o perfumes. La emisión de este gas acaba convirtiéndose en oxígeno. Este proceso no deja residuos y no es de riesgo. También pueden usarse en las viviendas purificadores de aire sin problema, mejorando su calidad para respirar.
Cuando los niños tienen identificada una condición respiratoria de base, como la rinitis alérgica, la bronquitis o el asma, las infecciones los lastiman más haciéndolos pacientes con eventos de mayor severidad, trayendo el riesgo de complicaciones durante los picos respiratorios.
Con estos pacientes deben evitarse en las viviendas el alfombrado y los tapetes, siendo estructuras que acumulan polvo en exceso, convirtiéndose en importantes agresores respiratorios. Si estos existen en las casas deben ser aspirados por lo menos dos veces a la semana sin la cercanía de los pequeños.
Evite en los dormitorios repisas que almacenen juguetes o soporten libros en exceso, que más que adornar se convierten en reservas de polvo difíciles de limpiar, haciendo complicado el aseo. Al limpiar estas superficies prefiera un paño mojado, para que las partículas de polvo se adhieran a él y no se esparzan afectando la respiración.
Los niños con alergias respiratorias tienen recomendados los forros especiales contra ácaros para almohadas y colchones.
El uso de calefacción, ventiladores o aire acondicionado en las viviendas debe hacerse con prudencia, los cambios bruscos de temperatura en el ambiente lastiman las vías respiratorias, produciendo síntomas como congestión nasal y tos en los niños sanos, además de empeorar los cuadros clínicos de los que ya están enfermos.
Para terminar algo muy importante, mantenga alejados a los niños en la misma casa de las personas enfermas, tanto de los propios habitantes como de quienes vienen de visita, es una estrategia de prevención altamente efectiva en cualquier época del año, pero principalmente durante los temidos picos de Infección respiratoria anuales.
Para la Organización Panamericana de la Salud – OPS (2011) una vivienda saludable es un lugar confortable, seguro y armónico para vivir y convivir, un área vital y necesaria para el desarrollo de cada persona y toda la familia, conformando un espacio íntimo en el que se comparten momentos importantes, donde se estrechan relaciones afectivas y se fortalece el núcleo familiar.
La OPS y el Comité Técnico Nacional de Entornos Saludables de Colombia promueven la participación activa en la estrategia de convertir las viviendas en lugares seguros y saludables cuidando a sus ocupantes. Porque habitarlas debe proteger a las familias, pero según sus características se pueden generar circunstancias de riesgo para los niños que viven en ellas.
Un abrazo para todos y nos encontramos en la próxima publicación del Blog del Doctor Rafita.